Vocación, una palabra muchas veces mencionada, y que simplemente significa el gusto de una persona por algo, y su destreza para ello. Pero la afinidad a la que refiere es cuando ese “algo” específico eclipsa por mucho todo lo demás. El objeto de la vocación es lo único que, aunque muchas veces ordinario o cotidiano, es al mismo tiempo extraordinario para la persona, y que además de conocerlo a fondo, lo hace apasionadamente y con habilidad.
Todos tienen una vocación. La diferencia es qué tan presente está para cada quien. Ése es el principal motivo para muchas confusiones de juventud y efectos colaterales décadas más tarde. Definir la vocación no es fácil, a pesar de que no haya tiempo definido para hacerlo. Simplificando un poco, se reduce a dos esferas contrarias pero coexistentes: arte y ciencia. Ése es el balance que rige a todos, pero que no es individualmente perfecto. Hay quienes prefieren las ideas, las formas y fondos, los significados, la libertad de la creación, y hay quienes optan por la información, los números, los hechos, el descubrimiento, la aplicación. Todos somos un tanto artistas y otro tanto científicos, pero no disfrutamos igualmente ambos. Ahí comienza a vislumbrarse la vocación. Otro rasgo importante es de dónde surge esa inclinación. Se trata de competencia, una de categoría interna. Cuando uno mismo “compite” por conocer más, hacer más o hacer mejor ese “algo” específico, entonces es impulso de la vocación, pues siempre se trata de llegar al máximo posible. La medida es uno mismo, no necesariamente serán referencia los demás.
Lo siguiente es encauzarla, lo cual es todavía más complicado, dado todas las opciones y oportunidades que se tienen en la modernidad. Estudios, trabajos, pasatiempos, todos vertientes posibles de selección para la vida, y todos potenciales aciertos y errores. Sin embargo, cuanto más conoce uno su vocación, más claro es el panorama del mundo real y su vida cotidiana.
La vocación no es algo especial, sino esencial para la realización humana en todos sus niveles: espiritual, mental, física, material. En una palabra, es de naturaleza trascendental para la vida. La diferencia entre vivir y sobrevivir es tener una pasión que dé no sólo sustento por el trabajo, sino sustentación y significado a la vida misma, y eso es la llama de la vocación. Vocación, para concluir, es cuestión de pasión, profesión y vida.