DON MIGUEL HIDALGO y COSTILLA: EJEMPLO PARA LA NIÑEZ Y JUVENTUD MEXICANA

Hoy, nuestro mundo se ha tornado globalizado y extremadamente dinámico; en constante movimiento. Tal vez por ello hoy no notamos la necesidad de analizar nuestro pasado. La vertiginosidad de la modernidad no nos lo permite, ya hay suficiente en el presente y a futuro de qué ocuparnos. Pero es esencial para nosotros, la juventud, que aprendamos de los ejemplos del pasado, que permitamos que nos enseñen los valores éticos y morales con  su significado verdaderos, antes de que éstos fuesen perdiendo fuerza y forma a causa de la incongruencia entre las palabras y las acciones de aquéllos que deberían ser nuestros modelos a seguir. Debemos remontarnos a nuestro pasado y sus héroes para reivindicar a nuestra sociedad actual con el mundo y su destino.

 

Miguel Hidalgo y Costilla, el Padre de Nuestra Patria, es el mejor ejemplo de un héroe auténtico del pasado, pues se erigió como tal en tiempos en que México se encontraba a sí mismo dividido por codicias de poder o riqueza, y lo hizo sin esperar la gloria personal.

 

México todavía no se materializaba como nación, pero su espíritu ya existía, su pueblo, que se encontraba bajo el yugo opresor de invasores, a quienes su ambición les permitía realizar las peores atrocidades. Miguel Hidalgo luchó contra esos crímenes de lesa humanidad porque así se lo dictó su conciencia y su corazón, tanto en el campo de batalla como en su vida cotidiana, convirtiéndose en un ejemplo para todas las generaciones que le siguieron, incluyendo la nuestra, pues podemos aprender de sus hazañas, de hombre ordinario y de héroe extraordinario, y también de sus errores, que lo llevaran a su violenta muerte, motivo aún de indignación y dolor casi doscientos años después.

 

La Historia nos dice que Miguel Hidalgo aprendió a ser un gran ser humano gracias a la influencia paternal, en la Hacienda de Corralejo, Guanajuato, ésa que lo viera nacer en 1753. Su padre fue quien le enseñó la generosidad y solidaridad con el prójimo, en especial con aquellos menos afortunados. Ahí iniciaría su preocupación por el bienestar humano.

 

Sus siguientes maestros, los jesuitas, continuaron inculcándole los buenos valores morales y éticos y encaminándolo a que rigieran su vida. Pero ante la forzosa expulsión de los jesuitas por subversivos, Miguel Hidalgo se trasladó al Colegio de San Nicolás, en Valladolid. En el Colegio demostraría sus capacidades de estudio y su gusto por las artes, los idiomas y la teología, así como su espíritu rebelde y liberal que le ganara el apodo de “el Zorro” entre sus compañeros y maestros.

 

Valladolid sería la ciudad que sustentaría el desarrollo personal e intelectual de Miguel Hidalgo. En el Colegio de San Nicolás se recibiría de diversos grados de estudios de teología, filosofía y letras. En el Colegio se ordenaría sacerdote, y fungiría como maestro y, en su tiempo, como rector del mismo, en donde instruiría a aquéllos que lo apoyarían en la Independencia. Forjaría a hombres como José María Morelos.

 

Su labor vanguardista en el colegio causó malestar a las autoridades eclesiásticas y virreinales. La manera liberal de manejarse y la apertura de pensamiento por parte de Hidalgo no eran algo que se acoplara a las ideas arcaicas y cerradas del Estado.

 

Decidieron que Hidalgo abandonara sus cargos en el colegio. Él no objetó, y dejó Valladolid para ejercer como sacerdote en donde le necesitaran. Fue así como San Felipe, Colima y, más tarde, Dolores, recibieron con agrado a Don Miguel Hidalgo. Llevó consigo su espíritu liberal y sus ideas progresistas y de justicia social. Enseñó a sus feligreses la educación básica, llegando a donar su casa en Colima como escuela, y los instruyó en distintas industrias sencillas, como la alfarería y la seda, y mejores técnicas agrícolas, en pos de darle un impulso económico y una mejor calidad de vida a la comunidad.

 

También, en cada lugar que vivió, Don Miguel Hidalgo encendía la actividad intelectual organizando juntas y tertulias con pensadores para expresar libremente sus ideas y comentar las de la Enciclopedia europea.

 

Las juntas derivarían en conspiración contra el gobierno de Napoleón y su hermano, quienes habían usurpado el trono de Fernando VII. Así, el 16 de septiembre, en Dolores, Guanajuato, Miguel Hidalgo convocó a la comunidad a luchar en nombre del rey legítimo. El descontento popular hacia los invasores permitió a Hidalgo juntar un ejército que, aunque mal armado, peleó y derrotó al enemigo frente a frente.

 

Hidalgo adoptó, inteligentemente, a la Virgen de Guadalupe  en Atotonilco como estandarte, dándoles una guía a sus huestes, siendo nombrado por aclamación popular general de las fuerzas insurgentes, y encaminando entonces su lucha por la emancipación y la libertad del pueblo.

 

Después tuvo de varios aciertos militares y buena fortuna en las batallas, siendo la de las Cruces la más significativa y honrosa. Pero le seguirían una serie de errores que paulatinamente debilitarían el movimiento y llevarían a Hidalgo y a sus colaboradores cercanos a la muerte.

 

Cabe remarcar que los errores de Hidalgo los cometió orillado a encabezar el movimiento de manera precipitada por la persecución, y que sus conocimientos militares y políticos eran los que un estudioso o cura como él podía poseer.

 

Primero, en el ámbito militar, Hidalgo erró al no concluir la lucha armada con la toma de la Cd. de México después de derrotar a las tropas realistas. No conocemos sus razones, sólo sabemos que rehusó a tomar la capital.

Hidalgo se preocupó más por la legitimidad de la lucha, y de brindarle bases fehacientes para lograr la independencia y sustentar un gobierno, aunque monárquico como él lo deseaba, que fuera justo, humanitario y autónomo. Para ello, tomó Guadalajara e hizo sus decretos de la abolición de la esclavitud, eliminación de impuestos y la confiscación de los bienes españoles. Estos decretos eran necesarios, pero el momento en que los hizo, en especial el último, no era el adecuado, pues perdió el apoyo político y económico de la oligarquía criolla, quienes se verían gravemente afectados.

 

El último error que cometería Hidalgo sería enfrentar al renovado ejército realista con su mermado ejército insurgente en Puente Calderón, donde es derrotado, para después ser apresado víctima de traición, ejecutado y exhibido como criminal en su retirada hacia Estados Unidos.

 

 

Es así como la vida de Don Miguel Hidalgo y Costilla es ejemplo, no sólo para la juventud, sino para todos los mexicanos. No fue un hombre perfecto, pero tuvo muchas virtudes que eran y son dignas de admirar: su carácter, su inteligencia y su férrea aprehensión a vivir fiel a sus valores y sus ideales. Es su vida misma el mejor legado que pudo habernos dejado.

 

Pero nos corresponde a nosotros aprovechar ese legado; nos corresponde aprender de él para no cometer los mismo errores, y sí repetir y mejorar las proezas del que fuera hombre, héroe, y mártir, y que llamamos Padre de Nuestra Patria: Don Miguel Hidalgo y Costilla. No debemos nunca olvidar su obra, por nuestro bien y el del futuro de México, pues aquel que no conoce su pasado, está condenado a repetirlo.

Tampico, Tamaulipas, México, 2006.

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